viernes, 3 de mayo de 2013

EL CONVERTIBLE-

El automóvil era un Holsman de 1903 con un motor horizontal de dos cilindros, diez caballos de fuerza y una sola velocidad de tracción de correa trenzada. En lugar de volante tenía un bastón. Fue producido en Chicago, Illinois, desde 1903 hasta 1910.
 
Las ruedas tenían la misma estructura y tamaño, 42 pulgadas de diámetro, que las de los carruajes. Por eso le comenzaron a llamar 'el carruaje sin caballos'.
 
Los historiadores relatan que un día don Juan Irigoyen se encontraba reunido con un grupo de amigos y afuera de su casa estaba estacionado el novedoso aparato. De pronto entró a la residencia un norteamericano que era agente viajero y de inmediato preguntó quién había cometido el disparate de traer a Guatemala un automóvil, cuando por las calles no se podía circular ni a pie.
 
Don Juan le contestó que era suyo y que le iba a demostrar que en tan sólo tres horas podía llegar a La Antigua Guatemala. El viajero apostó US$500 a que no lo lograría.
 


De acuerdo con algunos expertos la velocidad promedio del vehículo era de 10 kilómetros por hora. En el camino, todo de tierra, tenían que bajarse a quitar piedras y palos, pero les favoreció que de ida había más bajadas, afirma el Cronista de la ciudad, Miguel Álvarez.

La prueba se realizó durante los días de la Semana Santa de 1906. Juan, acompañado por su hermana María, salieron del Guarda Viejo. Paramuchos era una locura, pues las diligencias con carruajes de caballosse tardaban en llegar hasta dos días.
 
De acuerdo con algunos expertos la velocidad promedio del vehículo erade 10 kilómetros por hora. En el camino, todo de tierra, tenían quebajarse a quitar piedras y palos, pero les favoreció que de ida habíamás bajadas, afirma el Cronista de la ciudad, Miguel Álvarez.
 
Contra todos los pronósticos, después de dos horas y 59 minutos, elcarruaje sin caballos se estaba estacionando frente a la oficina deTelégrafos, donde tomaron la hora de su arribo para acreditarlo comoganador de los US $500.
 
El vehículo Holsman le había costado a Irigoyen 1,500 pesos oroamericanos. Luego se lo vendió a don Rafael Ramírez en US $2,000, locual fue un buen negocio, explica Héctor Gaitán.

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